lunes, 31 de octubre de 2011

Simplemente quería lo mío y un poco más de lo tuyo...


 Solo quería conocer a qué sabían tus labios por las mañanas. Qué secretos escondías entre tus cabellos. Solo quería saber a qué melodía sonabas cuando estabas  dormido. Comprobar cómo de cálidos podían ser tus abrazos y tus sonrisas pícaras cuando me vieses junto a ti con todavía con legañas en los ojos. Quería saber cómo sonaría tu nariz chocándose contra la mía, y calentar mis pies fríos sobre los tuyos. Quería ser la razón por la que dormías con el teléfono en la mano por las noches. Quería que fueses el whisky y yo el limón, quería ser la que caía y tú la mano que me sujetaba.
Solamente quería comprobar a cuántos de tus amigos me presentarías, y los que pondrías por delante de mí. Quería saber a ciencia cierta si susurras mentiras dulces al oído y disfrazas verdades crueles para que no duelan. Solo pretendía conocer si tus ojos siempre acababan en mí, si yo sólo era un refugio pasajero o tu hogar de toda la vida. Sólo quería conocer cómo sería mirar al otro lado de la mesa y encontrarme un corazón que late al mismo ritmo que el mío, que oiría todas las mañanas unos verdaderos “Buenos días” y todas las noches nos enredaríamos juntos riendo y pensando que haríamos en verano. Simplemente, aspiraba a saber si esto era de verdad.
¿Y sabes lo que saqué en claro? Que no es oro todo lo que reluce; que simplemente mis brazos eran un refugio al que podías abandonar si de verdad venía el peligro, que ocupar vacíos y grietas era pasajero y que llamarme princesa no era especial.
Simplemente quería lo mío y un poco más de lo tuyo... Pero teníamos intereses diferentes.
Mi intención no era más que hacerte reír durante mucho mucho tiempo. 
Pero un día despertarás y te darás cuenta de lo mucho que te importaba y cuando ese día llegue, yo estaré despertando con el chico que siempre lo supo.

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