domingo, 19 de febrero de 2017

TRASLADO

Hola a todos, he decidido trasladarme a otro formato por estética y funcionalidad. Todas las entradas se encuentran en esta nuevo espacio. Los que me seguís, si continuáis queriéndolo podéis hacerlo aquí:

https://secondhandheavensite.wordpress.com/


Saludos!

martes, 22 de noviembre de 2016

Poética y masoquismo

Si tuviera que elegir un tacto que se pareciera al de tu aliento sobre mi espalda no encontraría tan siquiera viento levantino que te igualara. Si tuviera que describir cómo me haces sentir cada vez que tu lengua toca fondo no podría ni siquiera expresar ese brillo que me inunda.

Ya no puedo distinguir entre un aterrizaje en tiempo o de emergencia, no sé si caigo o si vuelo y si caigo quiero romper cada nota que eriza tu cuerpo cuando me acerco. Cómo tu calor apaga cada miedo que supuran mis heridas y esos ojos negros tristes que me dicen que me quede aunque tu no me vayas a buscar.

No comprendo tus manías, ni siquiera esa de quererme bajito pero intenso, como cuando nos acostábamos con el timbre musical al brillo de las estrellas. Voy a ti sin saber qué hacer, ni como acabaré o como acabarás conmigo, rota, desecha de amor, turbia como el agua del cantábrico en tormenta como olor salino a medianoche.  Y con remiendos salgo, navegando a la deriva por tus temores, por la barrera que quieres derribar y que tan sólo a mi dejas rozar. Me cuelo por recónditos vacíos que puedo llenar poco a poco, con dolor, esmero y mucho amor, de ese que siempre me dices que me haces antes de desfallecer a mi lado, cómo diciéndome "Aquí me tienes mi amor, así soy yo, destrozado y rabioso, pero tuyo y débil".

Cómo podría confesar que me duele tanto como me abruma, esa capacidad tuya tan extremadamente poética y masoquista de demostrarme tu amor, cuando nadie más lo ve con una capa neblina en su mirada y yo con luz tenue puedo observar. He sentido que te tengo, tan dentro y tan hondo, dolorido animalillo que da aquello que ni tiene. No comprendo tu manía de enredarte en mi, en mi piel pálida, en mis deseos irrefrenables de amarte resquebrajado sabiendo que es imposible no salir impune de esto. 

Tu desnudo no equipara ni al mayor orgasmo epidérmico que haya sentido, exponerte así como jamás antes, atado esperando como una presa que acabe contigo, como una bala por azar dentro de ti, aliviándote en mis manos. Tu alma era tan oscuramente bonita mi amor, que dormiría allí cada noche, acurrucada junto a tu gran corazón. Sigo sin entender cómo pudiste coser mi psique a ti, abriendo cada pedazo de ti, exprimiendo cada lamento en mí, cada melodía en te quiero, cada cicatriz en caricia , cada punzada en belleza.

Si tuviera que elegir a que sientes diría que a agua tras desierto caminado, si tuviera que interpretar a que dueles diría que a asfixia pero siempre serías tú la respuesta cuando me increparan que qué es el amor. 
Porque el amor eres tú. El amor soy yo contigo. El amor somos nosotros.Y lo elegiría de nuevo, un amor dolorido como el tuyo no lo merece cualquiera. nadie jamás en la historia del romanticismo se ha sentido tan viva como cuando entre cobardía, cicatrices y delicadeza, me escribías tus te amo a la largo de mi alma.

domingo, 1 de mayo de 2016

Querido remitente

Querido remitente:
Hace tanto que no te escribo que se me ha olvidado hasta la yema de tus dedos. Sólo venía a decirte que estoy bien o por lo menos mejor que antes. Así que gracias, supongo.
Ya no lloro, o por lo menos no de la misma manera. Ahora lo hago porque estoy cicatrizando y escuece, pero duele menos que cuando estaban abiertas. Supongo que lloro porque lo tengo dentro y las personas lloran cuando en algún momento no lloraron lo suficiente.
Querido remitente, hace tanto que no te escribo que casi tengo que inventarme como eras para recordarte. Recuerdo lo bello y poético de tu ser, aunque no las anacronías que aparecían en tu ceño por cada susurro de mi boca que no era a tu gusto. Me gustaba retarte, eso lo recuerdo. Junto a tu dirección, aunque jamás volveré.
Sólo quería escribirte para decirte que aunque tu no me encontraste lo hice yo. Y es tan maravilloso que hasta asusta. Y cuando el sol me acaricia siento que estoy en paz conmigo misma ¿sabes? Como que después de todos los errores abruptos hubiera llegado a una ladera, a mi nirvana.
Querido remitente, espero que estés bien aunque sé que en el fondo no. Espero que algún día dejes de tener miedo a los demás y no te alejes cuando sientas amor. Las personas dolemos, hacemos daño y somos imprevisibles, pero también somos bonitas, te lo prometo, y hacemos volar sin alas y reír sin ganas. Ojalá hubiera sido todo distinto y me hubieras dejado escribirte con conocimiento de causa, y aunque tendrías que descifrarme, a veces merece la pena buscar bajo la piel. 
Querido remitente, adiós, me marcho rumbo a cualquier parte, sin ti, sin billete de vuelta sin mirar atrás. No te olvides de que algún día formé parte de ti, y que aunque no lo quieras, lo sigo formando.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Qué esperar de una mujer rota

¿Qué esperar de una mujer que está rota por dentro y no fía abrazos?
No soy buena para ti, ni para ti ni para nadie.
Y tú tampoco lo eres.
Si eres una mujer sin alma la vida fluye más lenta pero sin dolor, ¿qué vas a esperar de una mujer que ya no tiene carne virgen que fustigar?
Nada.
No puedes esperar nada, sólo tiempo. Y tiempo es una medida demasiado inexacta, demasiado efímera. Ya nadie espera por nadie. El amor son emoticonos y fotos en la Torre Eiffel. Ya no hay abrazos para quienes desean una cura, aunque sea del que menos le conviene. Ya no hay caricias por debajo de la nuca ni Romeos que ronroneen bajo las ventanas. Las Julietas se marchitaron y ahora solo aman la luz cenital de la luna.
¿Qué vas a esperar de una mujer que lame sus propias heridas? Soledad.
Porque ellas ya no te esperan a ti. No creen en ti.
Cobran por adelantado no vaya a ser que te vuelvas a ir sin sobreaviso y se quede de nuevo
envuelta en satén y decepción.
Es así, cuando menos nos necesitáis más ansiamos nosotras, y cuanto más cerca os notamos, huimos.
Pero no te confundas, no fue siempre como ahora, solo tienes que mirarnos con detalle para ver todas las huellas que nos recorren y comprender que no somos así, nos hicieron.

Porque ya no son amantes, sólo son mujeres, solas y perdidas.
Y eso, cariño mío, es lo más peligroso.