jueves, 2 de agosto de 2012

Sin amor también me vale.





Me dueles.
Me dueles como una lágrima ácida que sale de mis ojos, como aquel recuerdo de algo inexistente que retumba en mis oídos, como aquel roce que se pierde en la memoria, como aquello que pudo haber sido...Me dueles y a pesar de todo, tu dolor me hace sentir viva.
Las estrías en el alma nunca han sido buenas –ni estéticas- , el corazón debería estar hecho de aquella tela que no se rompía nunca cuando se balanceaban cien elefantes, pero el destino es caprichoso y como muchos dicen ‘Lo que no te mata te hace más fuerte’, pero tú me matas, poquito a poquito, con locura, pasión, y dolor.
Y aun así,  tengo la autodestrucción como hobbie. Bienvenidos al mundo de Paula, donde lo difícil se hace deseado, y lo fácil olvidado.

Te prometo que sin amor también me vale, sin cosas bonitas que te salgan de dentro, sin sonrisas ni guiños que pretendan conquistarme,necesito que me necesites, aunque sea en formato roce; para apaciguar las cicatrices, para regar esas ganas que tengo de ti, para mentirme y sentirme mejor,  para que dejes de colarte en mi mente y te cueles entre mis piernas. 
Sólo dame tequila, tequieros o tu risa.
Y mientras tanto, sabiendo que no me necesitas, seré la muñeca de trapo que debo ser, fría, áspera, y con una imagen impecable. Quitémonos el rimmel, el pintalabios, y el corazón; no se vayan a pensar que tenemos sentimientos. Sentir sin que se sepa, llorar sin lágrimas- el corazón es un manantial, aunque los ojos queden secos-. Sonreír como costumbre, intentando subir, escalón a escalón, con miedo a que la caída sea más dura. Y sigo preguntándome la manera en la cual me desabrochas, y dejas salir cosas y sentimientos, que a pocos he dejado a ver, antojarme de besos no dados y que se me llene la boca de sonrisas, ser la chica dulce que el miedo me hace esconder.

Es irónico; sabemos que no va a pasar, pero seguimos esperando por ello.
                                                                                                                          
                                                                             Mientras tanto, voy buscando en la basura unos labios que me digan, 
                                                                                                    esta noche quédate... 
                                                                                                                      –  que te necesito-.

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