martes, 22 de noviembre de 2016

Poética y masoquismo

Si tuviera que elegir un tacto que se pareciera al de tu aliento sobre mi espalda no encontraría tan siquiera viento levantino que te igualara. Si tuviera que describir cómo me haces sentir cada vez que tu lengua toca fondo no podría ni siquiera expresar ese brillo que me inunda.

Ya no puedo distinguir entre un aterrizaje en tiempo o de emergencia, no sé si caigo o si vuelo y si caigo quiero romper cada nota que eriza tu cuerpo cuando me acerco. Cómo tu calor apaga cada miedo que supuran mis heridas y esos ojos negros tristes que me dicen que me quede aunque tu no me vayas a buscar.

No comprendo tus manías, ni siquiera esa de quererme bajito pero intenso, como cuando nos acostábamos con el timbre musical al brillo de las estrellas. Voy a ti sin saber qué hacer, ni como acabaré o como acabarás conmigo, rota, desecha de amor, turbia como el agua del cantábrico en tormenta como olor salino a medianoche.  Y con remiendos salgo, navegando a la deriva por tus temores, por la barrera que quieres derribar y que tan sólo a mi dejas rozar. Me cuelo por recónditos vacíos que puedo llenar poco a poco, con dolor, esmero y mucho amor, de ese que siempre me dices que me haces antes de desfallecer a mi lado, cómo diciéndome "Aquí me tienes mi amor, así soy yo, destrozado y rabioso, pero tuyo y débil".

Cómo podría confesar que me duele tanto como me abruma, esa capacidad tuya tan extremadamente poética y masoquista de demostrarme tu amor, cuando nadie más lo ve con una capa neblina en su mirada y yo con luz tenue puedo observar. He sentido que te tengo, tan dentro y tan hondo, dolorido animalillo que da aquello que ni tiene. No comprendo tu manía de enredarte en mi, en mi piel pálida, en mis deseos irrefrenables de amarte resquebrajado sabiendo que es imposible no salir impune de esto. 

Tu desnudo no equipara ni al mayor orgasmo epidérmico que haya sentido, exponerte así como jamás antes, atado esperando como una presa que acabe contigo, como una bala por azar dentro de ti, aliviándote en mis manos. Tu alma era tan oscuramente bonita mi amor, que dormiría allí cada noche, acurrucada junto a tu gran corazón. Sigo sin entender cómo pudiste coser mi psique a ti, abriendo cada pedazo de ti, exprimiendo cada lamento en mí, cada melodía en te quiero, cada cicatriz en caricia , cada punzada en belleza.

Si tuviera que elegir a que sientes diría que a agua tras desierto caminado, si tuviera que interpretar a que dueles diría que a asfixia pero siempre serías tú la respuesta cuando me increparan que qué es el amor. 
Porque el amor eres tú. El amor soy yo contigo. El amor somos nosotros.Y lo elegiría de nuevo, un amor dolorido como el tuyo no lo merece cualquiera. nadie jamás en la historia del romanticismo se ha sentido tan viva como cuando entre cobardía, cicatrices y delicadeza, me escribías tus te amo a la largo de mi alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario